Sobre la Ahimsa, por Swami Sivananda
Ahimsa es otro nombre de la verdad o el amor.
Ahimsa es el amor universal. Es el amor puro. Es el amor divino, o Prem. Donde
hay amor, hay Ahimsa. Donde hay Ahimsa, hay amor y servicio desinteresado.
El mensaje de los santos y profetas de todos
los tiempos es el mensaje del amor, de la no violencia, del servicio
desinteresado. La no violencia es el mejor y más noble de todos los tratos que
se expresan en la vida y las actividades de las almas pefeccionadas. El hombre
alcanza la paz no dañando a ninguna criatura viva.
Ahimsa o no violencia ha sido la doctrina
central de la cultura de la India desde los primeros días de su historia. La
no-violencia es una gran fuerza espiritual.
Ahimsa, o no dañar implica una absoluta
abstinencia de causar daño alguno a cualquier criatura viva, ya sea en
pensamiento, palabra u obra. Para no dañar son necesarias mente, boca y manos
inofensivas. Ahimsa es verdadero sacrificio. Es perdonar. Es energía o Sakti.
Es la verdadera fortaleza.
El voto
de Ahimsa se rompe, simplemente, por mostrar desprecio hacia otra persona, por
tener antipatía o prejuicio hacia alguien, por mostrarse malcarado con los
otros. Toda palabra dura y desagradable implica Himsa (violencia). Aprobar los
actos desagradables de otra persona es un daño indirecto. Negarse a ayudar a la
persona que sufre es una forma de dañar. Es pecado de omisión.
Si practicas la no-violencia debes renunciar
también a los insultos, reproches y críticas. Nunca debes vengarte ni desear
ofender a nadie, aún tras una provocación. No debes cobijar ira alguna. Debes
estar preparado a perder, con alegría, incluso tu vida, en la causa de la
Verdad.
Ahimsa es la cumbre de la valentía. La
no-violencia no es posible sin intrepidez, no la pueden practicar las personas
débiles.
Ahimsa es la perfección del perdón. Para
practicarla controla primero tu cuerpo físico. Reflexiona y medita. Practica
Vichara (preguntarse a sí mismo). La mente se calmará, y tu posible oponente
también, al no encontrar oposición por tu parte.
Una vez controlado tu cuerpo, controla tu
palabra. Vigila los impulsos de la palabra y guarda Mouna (silencio). Practica
Kshama (el perdón). Equivocarse es humano, perdonar es divino. Elimina
lentamente Abhimana (el apego a tu ego), pues esta es la causa y raiz de todos
los sufrimientos humanos.
Nunca pienses en dañar a nadie, pues en todos
mora un mismo Ser. Todos somos manifestaciones de un Dios único. Haciendo daño
a otros dañas a tu propio Ser. Ama a todos. Sirve a todos. Trata de contemplar
tu propio Ser en todos los seres. Esto fomentará tu no-violencia.
Comentario de Pandu:
Estos días conmemoramos el nacimiento de una encarnación divina, Jesús, que nos ofreció como ejemplo, el valeroso acto de ofrecer la otra mejilla a quien nos agrede. Nos hemos maleducado en la burla a una actitud como ésta, en una estúpida convicción de que es mejor agredir que ser agredido, cuando en realidad es exactamente lo mismo, un síntoma de desequilibrio y falta de armonía. Nos hemos dejado vencer por el miedo. Hemos llenado de enemigos potenciales el entorno que habitamos. Esa presunción ha ido borrando la sonrisa de nuestras caras, amargándonos la expresión y la vida, secando la fuente de amor que llevamos dentro, condenándonos a una vida triste marcada por la ira. Yo no quiero resignarme a esta concepción miserable y cobarde de la existencia. Quiero vivir en el agradecimiento pleno a quienes con su ejemplo nos muestran el más alto concepto del valor.
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