Nadie es un extraño, el mundo y tu sois uno.

Insphirados nace bajo el amparo y la bendición de Pujya Swami Rameshwarananda Giri Maharaj, de cuya luz, entrega y sabiduría bebe este blog. Esta plataforma tiene como humilde pretensión ser un lugar de encuentro, de reflexión y de andadura para todos aquellos que bajo la inspiración de Swamiji han decidido ir en busca de la Verdad. Cada cual al ritmo de sus posibilidades, con mayor o menor acierto, con mayor o menor constancia. Todos son bienvenidos.

domingo, 19 de abril de 2015

Seguimos explorando este aspecto en el Vedantasara

Podría parecer, por lo dicho en la entrada anterior, que la ignorancia sea capaz de afectar a la Realidad, que sea capaz de influir sobre ella. Pero si nos fijamos en el poder de ocultamiento, podemos establecer otra comparación esclarecedora. En nuestra realidad ignorante de maya, decimos que la nube tapa al sol. Pero en realidad la nube no afecta al sol en absoluto. El sol sigue brillando como antes a pesar de la nube. En todo caso la nube sí afecta al sujeto que por ella se ve privado de recibir los rayos del sol y contemplarlo.
Nada puede ocultar el atman, ya que nada existe aparte de él. Nuestro atman brilla siempre iluminando todos los universos o su ausencia, perfectamente inafectado por cualquier cosa que parezca suceder en el mundo de la ilusoria ignorancia. La ignorancia cubre el intelecto, que está hecho de ignorancia. Todo el drama de la existencia, las alegrías y tristezas de la vida, las esclavitudes y las liberaciones, suceden en el seno de la ignorancia, es decir, no suceden.
Como el ignorante, cuya visión está cubierta por una nube, cree que el sol carece de luz, así eso que al ignorante le parece estar esclavizado soy yo, el atman, que es siempre por naturaleza conocimiento.

En cualquier caso la ignorancia, además de cubrir el atman, proyecta la ilusión de que éste es limitado y se encuentra atrapado en la rueda de samsara, de la existencia mundana.



Comentario de Pandu:

en estas dos últimas entradas hemos visto como actúa la ignorancia respecto a la distorsión en nuestra percepción de la Realidad, a través de dos metáforas sencillas y gráficas. En la medida en que no podemos remover los obstáculos que nos ciegan, esas nubes, y en la medida en que no podemos dejar de proyectar ilusión, nos resulta imposible la clara contemplación.
Y sin embargo, cada noche en nuestro estado de sueño profundo, uno de estos poderes que nos alejan de la contemplación, cesa por un tiempo. Durante el sueño profundo no hay proyección, estamos en silencio. Esta solo se da en el sueño con ensueño y en la vigilia. No hay una plena contemplación, no hay despertar, pero el sueño profundo mitiga la profundidad de nuestro engaño y nos repara noche tras noche.

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