Nadie es un extraño, el mundo y tu sois uno.

Insphirados nace bajo el amparo y la bendición de Pujya Swami Rameshwarananda Giri Maharaj, de cuya luz, entrega y sabiduría bebe este blog. Esta plataforma tiene como humilde pretensión ser un lugar de encuentro, de reflexión y de andadura para todos aquellos que bajo la inspiración de Swamiji han decidido ir en busca de la Verdad. Cada cual al ritmo de sus posibilidades, con mayor o menor acierto, con mayor o menor constancia. Todos son bienvenidos.

domingo, 10 de mayo de 2015

Avanzamos un poco más en la exploración del Vedantasara

A las cinco sustancias que son los primeros derivados de la ignorancia se les llama <<elementos sutiles>> (suksmabhutani) porque son imperceptibles por los sentidos, a diferencia de los elementos toscos (sthulabhutani) que se derivan de ellos. Su nombre más conocido es tanmatras, literalmente <<sólo eso>>, es decir, elementos simples, no mezclados. Se llaman así porque en el estado anterior al despliegue cósmico cada uno de ellos sólo posee su propia cualidad distintiva (visesaguna), un único atributo que constituye su naturaleza. Así la cualidad distintiva del éter es el sonido (sabda); la del aire, el contacto (sparsa); la del fuego, la forma (rupa); la del agua, el sabor (rasa); y la de la tierra, el olor (gandha). Los nombres son los de las cualidades sensibles o sensaciones que perciben los órganos sensoriales, pero no son las sensaciones propiamente dichas sino sus esencias sutiles, las sensaciones en potencia que luego se actualizarán o manifestarán en las sensaciones toscas que aprehendemos con los sentidos.
La diversidad sutil de la que procede todo el universo está hecha de sensaciones en potencia. En el fondo, pues, todo es sensación. No sólo los objetos percibidos, sino también los afectos, las imaginaciones y recuerdos, y hasta los pensamientos están hechos de sensaciones. Es cierto que, además de los cinco sentidos clásicos -exteroceptores-, que captan las sensaciones externas, hay otros sentidos mediante los cuales percibimos las sensaciones internas -interoceptores- y los movimientos del cuerpo -propioceptores-; pero la idea básica de que toda nuestra realidad experiencial está hecha de sensaciones no se ve afectada por esta ampliación  del número de los sentidos.

De los elementos sutiles proceden los cuerpos sutiles (suksmararirani) que, juntos, constituyen el mundo sutil entero.
El fondo último que constituye todo lo real y lo trasciende infinitamente es el brahman. El brahman es la Consciencia. En nuestra experiencia consciente sólo hay Consciencia o Experiencia. Si conseguimos ver todos los fenómenos sólo como Consciencia, estamos conociendo la adualidad de la realidad. Si nos instalamos en este conocimiento, hemos alcanzado la liberación. Pero si no estamos liberados, nos imaginamos que la Consciencia es múltiple -aún cuando nunca lo es-; que está dividida entre yo y no yo, en la dualidad. Esa es una visión errónea que provoca apego y sufrimiento. A la causa de este error la llamamos la ignorancia (avydia ajñana) o ilusión (maya).
Tenemos pues la Consciencia y la Ignorancia. La ignorancia debe ser múltiple porque de lo contrario no podría ser la causa material de un universo múltiple; por eso decimos que está compuesta de los tres gunas (tamas, rajas y sattva), cuya combinación da lugar a todos los fenómenos. Pero el universo entero está hecho de sensaciones, externas o internas, sentidas o imaginadas. Por eso postulamos que el primer producto de los tres constitutivos o gunas son los cinco elementos sutiles (tanmatras), las esencias imperceptibles de las que proceden las sensaciones perceptibles que constituyen todos los fenómenos sutiles (psíquicos y <<vitales>>) y toscos (físicos).
Decía Swami Brahmananda que el Vedanta es una <<ciencia subjetiva>>. Aunque el Vedanta tradicional haya sido tan metafísico como el que más, lo importante a efectos prácticos no es una supuesta <<realidad en sí>>, sino nuestra experiencia de la realidad.


Comentario de Pandu:

Así pues, la realidad última es la Consciencia, que todo lo es y todo lo contiene, pero que muy dificilmente puede ser percibida como tal. Si acaso, solo los seres liberados consiguen instalarse en un conocimiento no dual que consigue ver todos los fenómenos como Consciencia.
El resto de los mortales nos debatimos en nuestra experiencia del universo manifestado a través de nuestras facultades sensoriales. Estamos pues inmersos en el mundo de la ignorancia (ajñana) y la ilusión (maya). A pesar de eso podemos distinguir entre las realidades más toscas y las más sutiles, entre aquello más físico y más corpóreo y aquello que es más fino (psíquico), entre lo que es puro acto y aquello que es en potencia.

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