Nadie es un extraño, el mundo y tu sois uno.

Insphirados nace bajo el amparo y la bendición de Pujya Swami Rameshwarananda Giri Maharaj, de cuya luz, entrega y sabiduría bebe este blog. Esta plataforma tiene como humilde pretensión ser un lugar de encuentro, de reflexión y de andadura para todos aquellos que bajo la inspiración de Swamiji han decidido ir en busca de la Verdad. Cada cual al ritmo de sus posibilidades, con mayor o menor acierto, con mayor o menor constancia. Todos son bienvenidos.

sábado, 5 de septiembre de 2015

Reproduzco a continuación un brevísimo texto que surgió en unos días de soledad fecunda en la montaña. Es algo íntimo y me desnuda un poco. Lo siento muy dentro.

Yo no soy. Eso posiblemente es.

Mientras permanezco intentando crearme un escaparate identitario no dejo de forjar condicionamiento. Un condicionamiento que me limita, que marca fronteras y territorios en lo intelectual, lo afectivo y lo moral. Un condicionamiento que consigue parcelar la presencia de Eso, impidiendo que se manifieste en mí. Y sin embargo vivo ese condicionamiento como un ámbito de seguridad. Por qué esa paradoja?

Del trabajo de dar respuesta a esta pregunta depende, ni más ni menos, que mi libertad. En un nivel de realidad en el que asuma que todo aquello que me pone un "yo" o un "mio" no es sino una cadena que me esclaviza. Ser libre no es tanto querer ser como "participar del Ser", de ese ser Eso.

Sólo aceptando eso plenamente estoy en condiciones de quererme, quererme incondicionalmente, porque no quiero condicionarme. Ya no quiero.

Es entonces importante cuidar ese espacio en el que Eso se da, y no dejar que lo enturbien condicionamientos pequeños y miserables. Nada es bueno o malo. Lo que es, es, y está bien.

Lo que es, es simple. El condicionamiento convierte esa manifestación de lo que es en algo tremendamente complejo. En esta complejidad ando perdido tan a menudo, incapaz de encontrar asiento en ese pequeño e infinito lugar desde el que puedo ser partícipe de la Existencia.

Recuperar el latido. Latir sin premisas. Solamente latir, nada más y nada menos

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