Nadie es un extraño, el mundo y tu sois uno.

Insphirados nace bajo el amparo y la bendición de Pujya Swami Rameshwarananda Giri Maharaj, de cuya luz, entrega y sabiduría bebe este blog. Esta plataforma tiene como humilde pretensión ser un lugar de encuentro, de reflexión y de andadura para todos aquellos que bajo la inspiración de Swamiji han decidido ir en busca de la Verdad. Cada cual al ritmo de sus posibilidades, con mayor o menor acierto, con mayor o menor constancia. Todos son bienvenidos.

jueves, 14 de enero de 2016

Otro fragmento del Bhagavad Gita, éste del capítulo sexto dedicado a La Meditación

1.Aquél que realiza sus deberes sin apego a su fruto, es un renunciante al tiempo que un auténtico sirviente. Mas no se puede decir lo mismo de aquél que no enciende el fuego sagrado o no realiza sus obras ofreciéndolas como santo sacrificio.
2.Porque el Sanyasi renunciante es al tiempo el Yogi de la acción pura. Y a menos que se entregue la voluntad terrena, nadie podrá jamás ser un Yogui.
3.Cuando un sabio alcanza los estados más altos del Yoga, sabe que el camino a seguir es el de la acción. Mas cuando ya llega a su destino, llega a la tierra del reposo y la paz. Entonces ya renuncia a la acción.
4.Sólo cuando él ha entregado su voluntad alcanza las alturas del Yoga. Desapegado así de la actividad de sus sentidos, libre se encuentra ya de la atadura a sus acciones mundanas.
5. Así pues, ¡levántate Arjuna! y, beneficiándote de la ayuda de tu Espíritu, ¡eleva tu alma! No seas un alma caída pues al igual que tu alma puede ser tu amigo, igualmente puede ser tu enemigo. El Bhagavad Gita
6. El alma es fiel amiga del hombre, sólo cuando ha sido conquistada por el Espíritu. Para un hombre carente de voluntad que aún no ha conquistado su alma, ésta puede convertirse en su propio enemigo. 7. Sólo cuando el alma encuentre la paz, él estará en paz: entonces su alma se ha unido a Dios. Tanto si hace frío como calor, en el placer tanto como en el dolor, tanto en la gloria como en la desgracia, él siempre permanece unido a Él.
8. Aquél que halla su felicidad en la visión interior del Conocimiento, tiene sujetos sus sentidos y gozoso el corazón, debido a la experiencia de su propia vida interior. Sólo entonces puede reconocérsele come un Yogui en armonía. Una vez alcanzado este estado, para él, el oro no tiene más valor que las piedras de la tierra.
9. Él ha escalado las alturas de su alma y con ecuanimidad contempla a sus parientes, amigos y compañeros, al igual que a los desconocidos, los que te muestran indiferencia, e incluso a aquéllos que le odian. Él ve a todos iguales desde ese estado de paz interior.
10. El Yogui debe dedicarse con anhelo al recogimiento espiritual, viviendo aislado en su solitario retiro interior, en su lugar secreto. Teniendo su mente bajo control, ni espera nada ni desea nada.
11. Ha de encontrar un lugar puro y calmo, procurándose un asiento cómodo, ni muy alto ni muy bajo, teniendo como firme de apoyo un terreno con yerba, o bien una piel, o si no, algún tipo de tejido para poner debajo.
12. Una vez preparado así el asiento, en total reposo ha de practicar el Yoga, para la purificación de su alma, uniendo su mente con la fuerza vital que habita en su cuerpo hasta poner su mente en paz. En este silencio, el alma se encuentra en presencia del Uno.
13. Con el cuerpo recto, al igual que el cuello y la cabeza, relajado y quieto, sin moverse; reposando la vista interior, que vaga en varias direcciones, y reposándola con calma y concentración en medio de las cejas. El Bhagavad Gita
14. Con ánimo sereno y libre de temor, con firme determinación en su voto de entrega a la santidad, dejando a un lado todo pensamiento, ha de descansar su alma en Mí, su Dios Supremo.
15. El Yogui que tiene su mente bajo control y vive de esta suerte, dueño de su inteligencia y constantemente unido a su yo superior, obtiene la paz del supremo Nirvana que reside en Mí.
16. Pero la práctica del Yoga, oh Arjuna, es armonía; no da sus frutos a aquéllos que comen con exceso o ayunan en demasía, ni tampoco a los que apenas duermen, ni a los que duermen demasiado. 17. Esta armonía ha de encontrarse tanto en la comida como en el descanso, en el sueño tanto como en la vigilia. La conciencia de perfección ha de empapar todos nuestros actos. De este modo, el Yoga se convierte en un bálsamo que nos trae la paz, en medio de cualquier tipo de sufrimiento.
18. Cuando la mente del Yogui está en silencio, descansándola en reposo adentro, en comunión con el Espíritu, éste queda inmediatamente libre de los insaciables deseos. Sólo entonces se goza de la unión con Dios.
19. El Yogui que, recogido en sí mismo, se haya absorto en la contemplación de la Luz interior, ha hecho de su alma una lámpara cuya luz, al abrigo del viento, permanece inalterable sin la mínima oscilación.
20. Cuando la mente descansa con sosiego en la inalterable contemplación del Yoga, cuando por la gracia del Señor del Espíritu, obtiene la visión del Espíritu: entonces experimenta dicha plena.
21. De este modo conoce el auténtico buscador la dicha de la eternidad que está fuera del alcance de los sentidos. Ahí se queda y ya jamás se aparta de la Verdad. Esta visión interior está más allá de la razón.
22. De este modo se experimenta la dicha y la Verdad, como una visión suprema. No hay nada más valioso que esto, y firme y constante él permanece, tal que ni aún el dolor más intenso podría hacerlo vacilar. El Bhagavad Gita
23. La libertad se consigue en esta unión del Yoga: Libertad de la esclavitud al sufrimiento. Para tener éxito en la práctica de este Yoga, hace falta tener fe, y una fuerte y entusiástica determinación en el corazón.
24. Después de rechazar con determinación todo anhelo y deseo engendrado por la fantasía, y controlar con firme estado de ánimo todos los sentidos y los órganos de la acción, libre de sus múltiples atracciones, así recogido.
25. El buscador, usando su fuerza de voluntad con firmeza, llegará poco a poco a la paz de espíritu, disolviendo todos sus pensamientos en el silencio interior.
26. Y cada vez que la mente, en su continua divagación se aparte del Espíritu, una y otra vez tráela de vuelta y repósala sobre el Espíritu.
27. Sólo de este modo llega el Yogui al gozo supremo que habita en su corazón cuando éste está en calma, en paz y carente de pasiones, limpio de pecado y en unión absoluta con Brahman, Dios.
28. De este modo, consagrándose sin pausa a la unión interior con Dios, el Yogui obtiene con toda seguridad el infinito goce de la comunión con Dios.
29. Él reconoce en su corazón que su esencia es común a la de todas las criaturas, y que la vida que mora en todas las criaturas habita también en su corazón. Ésta es la consciencia en la que vive el Yogui iluminado: una visión de total unidad.
30. Y cuando él Me ve en todo y ve todo en Mí, Yo ya nunca le abandono y él nunca Me abandona a Mí.
31. Aquél que en su amor universal, logra amarme en todo lo que ve, donde quiera que este hombre viva, este hombre vive en Mí constantemente, sea cual fuere la condición de su vida.
32. Quien, reconociendo la unidad universal del Ser, ve con imparcialidad la misma esencia en todo los seres, solidarizándose con ellos tanto en lo placentero como en lo doloroso; en verdad, éste es el más grande de los yoguis.

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